lunes, 24 de septiembre de 2012

una imagen, una idea, una pintura - 3

El tiempo que se tarda en elaborar una pintura es algo totalmente imprevisible. Puede ser de unos minutos, algunas horas, varios días, incluso muchos meses. Factores como el formato o la técnica son fundamentales. Un apunte se puede realizar en pocos minutos. El dibujo requiere un poco más de tiempo. En una hora podemos pintar una o más acuarelas. El óleo es quizás la técnica más elaborada, requiere cierto grado de secado entre las diferentes capas y por tanto es mucho más lenta.

Como no se el tiempo que voy a tardar en elaborar la pintura que empecé a comentar en dos de las entradas anteriores tituladas: "una imagen, una idea, una pintura-1 y 2" y a la que me voy a referir como "Faro al amanecer", aunque este no tiene por que ser el título definitivo (de hecho solo pienso en ello cuando la obra está terminada) voy a compartir diversas imágenes del proceso de esta obra


1.- Encaje a carboncillo sobre lienzo preparado al temple de 92x73 cm  


2.- Primera "mancha" con óleo disuelto en esencia de trementina


3.- Se incorpora la silueta del faro y se perfila el promontorio rocoso


4.- Estudios de color en el cielo y las rocas con desplazamiento de las
 nubes centrales hacia abajo


5.- Primeros empastes de blanco titán y amarillo nápoles realizados
 directamente con el tubo


Estas son las primeras imágenes del proceso de esta pintura. Creo que la obra está aproximadamente a la mitad de su elaboración. Pero... ¿Cuanto tiempo falta para que esté acabada? Esa es una pregunta de dificil respuesta. No lo se. Ya veremos



martes, 18 de septiembre de 2012

"Love me do" The Beatles


A veces las cosas nos parecen fáciles. Con demasiada frecuencia pensamos que las grandes obras son fruto de la inspiración momentánea y brillante de sus creadores. Que se gestaron en poco tiempo. Que los genios no dudan. Que aciertan a la primera.


Muy pocas veces es así.


En la mayoría de los casos ocurre todo lo contrario. El artista duda, prueba,  ensaya, corrige y solo, tras mucho empeño, trabajo y dedicación la obra queda terminada. Después, si se considera oportuno o necesario, viene la presentación a otras personas. Unas opinan, otras critican, algunas juzgan. Puede ser aceptada o rechazada y, pocas, muy pocas veces, es glorificada.





Se cumple este mes de Septiembre, exactamente el día 4, el 50 aniversario de la grabación de “Love Me Do”, el primer sencillo de los Beatles y el tema que los catapultó "al estrellato mundial". Aunque el grupo nacía en 1960 no fue hasta dos años después, en 1962 cuando se completó su formación con la incorporación de Ringo Starr, junto a Paul McCartney, John Lennon y George Harrison
.

Esa pegadiza canción, que gira básicamente alrededor de dos simples acordes, fue uno de los primeros temas escritos a medias por el  tándem Lennon y McCartney, aunque es a este último a quien se le atribuyen más estrofas.


Pero hemos de recordar que «Love Me Do» no salió a la primera. Fue grabada en varias ocasiones con tres músicos diferentes a la batería:


La primera grabación de los Beatles fue el 6 de junio de 1962 con Pete Best a la batería, como parte de su audición en los EMI Studios de Londres.


Tres meses más tarde, el 4 de septiembre, Best fue remplazado por Ringo Starr, ya que al productor George Martin, apodado “el quinto Beatle”, no le convencía la interpretación de Best a la batería, y ese mismo día los Beatles volvieron a grabar con Starr una nueva versión de la canción en los mismos estudios de EMI.


Una semana después, el 11 de septiembre, los Beatles regresaron al mismo estudio para grabar por tercera vez «Love Me Do» con el bateria de sesión Andy White, ya que George Martin tampoco estaba satisfecho con la interpretación de Starr, relegándole para esta ocasión a que tocara la pandereta.


El corte que se publicó fue el grabado el 4 de septiembre con Ringo a la batería (formando parte del álbum debut, “Please, Please Me”) y llegó al puesto 17 en las listas de éxitos en el Reino Unido tras su lanzamiento en disco sencillo el 5 de octubre del mencionado 1962. Dos años después fue número uno en Estados Unidos. 

lunes, 10 de septiembre de 2012

Al timón


El principal elemento decorativo de la sala de estar de mi casa es el timón de un barco. Está rodeado de una pequeña colección de azulejos cerámicos que he ido encontrando en diferentes viajes, y que están decorados, ¡como no! con diversos tipos de barcos de vela. 

Hace unos días salí a navegar con mi amigo Juan en su barco, junto a Alberto, gran navegante. Destaco aquí las cualidades náuticas y estéticas del velero (un Catalina 42, similar al de la imagen), así como su excelente navegar.



Y es que, cuando bajo el manto de la amistad, se unen la mar, el viento, las olas, el casco y las velas de un buen barco, el navegar se hace majestuoso, el tiempo parece detenerse y el horizonte se vuelve cercano e infinito a la vez.

Cuando me cedió el puesto al timón, al tomar la rueda en mis manos, volví a tener esa sensación gratificante y poderosa que me cuesta explicar con palabras. Lograr, junto a los compañeros, ese equilibrio del que hablaba antes, entre el viento, las olas, el casco y las velas es, para mí, algo mágico, maravilloso, sublime.

Tornando a Alicante el atardecer fue espectacular. El sol se ponía tras el castillo de Santa Bárbara. Amarillo, anaranjado, rojo. Entre nubes de un gris plumoso que parecían transformar el rocoso castillo en un volcán en erupción arrojando cenizas.

Llegando la noche, un barco oscuro, de aspecto amenazador cruza nuestra proa. Vemos las luces de posición y en las bandas unas franjas oblicuas más claras, azules, y la palabra ADUANAS.



Próximos al puerto, una gaviota está posada a nuestro rumbo. Solo cuando estamos a escasos metros levanta el vuelo y nos mira detenidamente. Me pongo en su piel y siento que debe pensar: -¿Quiénes serán estos que vienen a molestarme con su máquina? -¿Acaso piensas que esas enormes velas pueden, ni remotamente, emular a mis alas? Cuando pasa ante la proa vuelve a mirar indiferente y se aleja a ras de agua. 

Podría considerarse que estaba de vigilancia ya que unos metros después hay posadas en el agua muchas más, que también, no sabemos si por nuestra molestia o por que siguen a la primera, levantan el vuelo y se alejan.

                                                                                                 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Poesía y pintura

Hace unos días fue mi cumpleaños. La celebración fue, sin duda alguna, la mejor que he tenido, ya que  en ninguna de la anteriores había estado con tantos amigos y personas maravillosas. Tampoco había recibido tantos regalos.

Quiero compartir aquí uno de estos regalos. Se trata de dos de las poesías que sobre la pintura escribió Rafael Alberti y que yo he ilustrado con un dibujo del poeta



I

A la pintura (1917)
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
superficie, a los ojos, en espera.
A ti, imaginación, helor u hoguera,
diseño fiel o llama desceñida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera,
dócil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeño
porque la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueño.
A ti, materia plástica palpable.
A ti, mano, pintor de la pintura.




II

Tenías que ser tú, pintor,
de gracia liviana, música diluida,
luz vaporosa, frágil,desasida,
quien pintase en el aire puro, el aire de Aitana.
Pensativa inocencia, pintor,
de tu pintura voladora; pálida,
encantadora adolescencia;
color que de color se decolora.
Quién diría de tu alado pincel,
de tu paleta ala de mediodía
desnudada, bañada, tenue melancolía
flor secreta.....
¿Que te daría yo para ti?
¿Que te diera pintor como homenaje?
Una paloma que al volar se fuera
convirtiendo en pañuelo del paisaje.
Un pez ensimismado
y un caballo de espuma más ligera,
que un do re mi fa sol evaporado.
Tenias que ser tú, pintor,
grácil, liviana, inasible armonía,
quien retratara un día con el aire
en el aire puro, el aire de Aitana


Y muchas gracias a Rosa y Manolo por considerar que soy merecedor de tan bellísimas palabras







sábado, 1 de septiembre de 2012

una imagen, una idea, una pintura - 2


El 20 de agosto, en plena canícula veraniega, marchamos a los Pirineos y, en la biblioteca del hotel donde nos alojamos encuentro un libro en el que aparece una imagen que me lleva, de nuevo, a la pintura recién comenzada. Se trata de una fotografía del islote Fastnet Rock con su faro. Este islote, situado en el suroeste de Irlanda es famoso por varios motivos: Era el último punto de tierra que veían los emigrantes que partían de las islas británicas para América, también lo fue para los pasajeros del Titánic; hasta que se instaló el primer faro, el de las imágenes es el actual, fue motivo de numerosos y trágicos naufragios, y, desde 1925 da nombre a la primera y más prestigiosa regata oceánica de vela que se celebra desde entonces los años impares, con un recorrido de más de 600 millas náuticas partiendo de Cowers en la isla de Wight hasta la mencionada roca de Fastnet Rock y vuelta a Plymouth en el sur de Inglaterra. Esta regata fue la primera creada, no por nobles o gentil hombres, si no por cuatro auténticos navegantes, skippers, patrones que aún vestían los impermeables de hule empapados en agua de mar allá en 1925 con lo que nació en Europa el nuevo deporte de la regata oceánica.






De nuevo encuentro imágenes que se acercan mucho a la idea que tengo para la nueva pintura de la que, antes de partir, he realizado la primera mancha. 
Creo que fue Paulo Coelho quien dijo: "Cuando deseamos algo, de verdad, el universo se confabula para que lo consigamos". Pues eso

El libro mencionado es: "Yacht Club", de F Ratti y R Villarosa. Pirámide, 1988.