lunes, 15 de diciembre de 2014

Momentos del día

Las cuatro estaciones, los cinco sentidos, los cuatro elementos, son temas que desde hace tiempo me han interesado como motivos pictóricos y que muchos artistas en diferentes ámbitos han planteado en sus creaciones.


Los cuatro momentos más significativos del día son, a mí entender: Amanecer, mediodía, atardecer y nocturno. Así me lo plantee hace unos años en pequeñas obras que resolví a modo de bocetos. Estos esbozos han servido de base a las dos pinturas de formato mucho mayor que aquí presento: “Amanecer” pintado en 2012 y “Atardecer junto a la costa” acabado hace pocos días que espero, más adelante, se vean completadas con un atardecer y un nocturno.



Martín Alía: “Atardecer junto a la costa”. Acrílico/tela. 146x114 cm. 2014





Martín Alía: “Amanecer”. Acrílico/tela. 146x114 cm. 2012





Martín Alía: “Amanecer”. Acrílico/tabla. 2007. Colección Instituto Las Lomas. Alicante




Martín Alía: “Mediodía”. Acrílico/tabla. 2007. Colección Instituto Las Lomas. Alicante




Martín Alía: “Crepúsculo”. Acrílico/tabla. 2007. Colección Instituto Las Lomas. Alicante




Martín Alía: “Nocturno”. Acrílico/tabla. 2007. Colección Instituto Las Lomas. Alicante







viernes, 28 de noviembre de 2014

Faro a la primera luz de la mañana

¿Cuánto tiempo se tarda en pintar un cuadro? La respuesta a esta pregunta es para mí difícil de contestar, de contestarme.

La pintura que aquí presento la empecé hace más de dos años y siguió un desarrollo lógico y normal hasta que después de varias sesiones se paró, me paré; no podía seguir pintando. Todo estaba bien, la composición, el equilibrio, el color, las sombras pero… Había dejado de vibrar.

Siguiendo una costumbre que prácticamente siempre me ha funcionado, di la vuelta al lienzo y lo guardé, lo dejé descansar. Más adelante, esperaba, me hablaría, me diría cosas, me diría que necesitaba, o al menos eso esperaba. Porque entre un lienzo y el pintor tiene que haber, es imprescindible, un diálogo. Hay que saber escuchar a la pintura y si lo haces, ella te dirá lo que le falta, lo que necesita. Pasado un tiempo, días, meses, lo volvía a ver y el lienzo seguía en silencio, mudo, por lo que volvía a guardarlo y así durante mucho más tiempo. Pero no dudaba, estaba seguro, que ese diálogo se restablecería.

Hace pocos días, -¡oh maravilla!- el diálogo se restableció, y vi claro lo que tenía que hacer, lo que le faltaba y como terminarlo.

Y aquí está, acabado. Creo que tiene fuerza, color y luz, mucha luz. Ha sido un proceso difícil pero considero que ha merecido la pena. Tanto es así que estará en la portada del catálogo de mi próxima exposición a celebrar durante el primer trimestre del próximo año 2015 en el Museo Municipal “Casa Orduña” en Castell de Guadalest, Alicante.

Como inicialmente pensaba que podría ser una pintura interesante, fui haciendo fotos del proceso de creación y en varias entradas de este blog, con el título de Una imagen, una idea, una pintura I, II y III, las fui publicando por lo que, junto a la imagen definitiva, aquí las dejo nuevamente.



Martín Alía: Faro a la primera luz de la mañana. Óleo/lienzo. 92 x 73 cm.




Martín Alía: Faro de Cabo de Palos. Apunte del natural



 Martín Alía: Encaje a carboncillo sobre lienzo preparado al temple.




Martín Alía: Primera "mancha" con óleo disuelto en esencia de trementina





Martín Alía: Se incorpora la silueta del faro y se perfila el promontorio rocoso




Martín Alía: Estudios de color en el cielo y las rocas con desplazamiento de las

nubes centrales hacia abajo





Martín Alía: Empastes de blanco titán y amarillo nápoles realizados
directamente con el tubo





lunes, 3 de noviembre de 2014

Apuntes de una travesía – Cerdeña IV

Antes de iniciar la travesía rumbo a Cerdeña pasé unos días en Asturias en compañía  de unas personas maravillosas. Nada más llegar al lugar y encontrarnos con la preciosa casa de indianos llamada La Casona del Caleyu, junto a la población de Sala, me asaltaron multitud de formas, colores y motivos para pintar y dibujar, lo que quedó plasmado en una acuarela del espacio interior delimitado por los edificios y un dibujo del poderoso tronco de una higuera situada frente al edificio principal. La acuarela quedó como regalo a los dueños de la casona y el dibujo, que aquí se reproduce, formará parte de mi próxima exposición a celebrar en la Casa Museo Orduña en Castell de Guadalest durante el primer trimestre del año próximo.



Martín Alía: “Tronco de higuera. Casona del Caleyu, Asturias”. Lápiz/papel. 2014


La vuelta de tierras asturianas fue justo el día anterior a la partida en que zarpamos inicialmente rumbo a Menorca, única de las Islas Baleares que yo y otro de los compañeros desconocíamos. Dos días más tarde fondeamos en la ensenada de Ciudadela donde pensé realizar un apunte de la torre vigía y el faro pero -¡que despiste!- había olvidado en tierra mis acuarelas por lo que, deseoso de pintar como fuera, hice un dibujo con lápices de color tratando de reflejar la tranquilidad que en aquella jornada mostraba la mar.



Martín Alía: “Torre y faro de Ciudadela. Menorca”. Lápices de color/papel. 2014


Al día siguiente navegamos rumbo sureste buscando la escarpada costa sur de la isla repleta de acantilados, profundas ensenadas y pequeñas calas y playas. Al atardecer fondeamos en la abrigada Cala Mitjor y a la mañana siguiente, utilizando unas acuarelas que Juan el patrón sí había traído, pinto el gran acantilado de tonos ámbar que está frente a nosotros, la oscura cueva que en la roca orada incansable la mar y el verde arbolado que rodean una minúscula playa.



Martín Alía: “Cala Mitjor. Menorca”. Acuarela/papel. 2014


Días después, ya en Córcega y Cerdeña, vendrían los apuntes de “Cala Fígari”, “Barcas en la Maddalena”, “Rocas a flor de agua” y “Sardo” publicados en entradas anteriores.

 Más adelante, estando en la Marina de Sant´Elmo de Cágliari constaté, una vez más, la buena costumbre de muchos club náuticos que habilitan un espacio donde marinos de diversos barcos y nacionalidades depositan libros y revistas que ya han leído y no utilizan, creando así un fondo bibliográfico donde otros navegantes podrán, a su vez, intercambiar por los suyos propios.

Próximo el retorno, y previniendo que en los días que restaban para realizar la larga travesía de vuelta y donde, salvo auténtica necesidad no haríamos escala, tomé tres de esas revistas por ver de encontrar alguna imagen que sirviera como modelo para llenar las muchas horas que nos quedaban por navegar. Quedaría mucho mejor decir que los estudios de rostros femeninos que dibujé corresponden a dos de esas novias que los marinos tienen en cada puerto pero, al menos en mi caso, no fue así. 

La mitología gusta de representar oral o plasticamente los deseos, angustias, anhelos y sueños de los mortales, creando historias, mitos y personajes heroicos o románticos. En este caso las modelos únicamente son náyades y sirenas de papel; solo espero haber estado con mis trazos a la altura de su belleza.




Martín Alía: “Perfil de mujer”. Lápiz sepia/papel.  2014




 Martín Alía: “Apoyada en sus manos”. Lápiz sepia/papel. 2014.


Quiero pedir disculpas pero en las dos últimas entradas -¡no se el motivo!- el formato del texto, de las letras, se burla de mí y sale literalmente como quiere. Hablaré con Poseidón por ver si en su divina sabiduría explica a este humilde mortal los motivos de tal hecho. Así mismo trataré de iluminar mejor los dibujos a fin de lograr fotos de mejor calidad.

Apelo por todo ello a vuestra generosa comprensión



sábado, 18 de octubre de 2014

PORTO CERVO: CERDEÑA – III

            La única cosa que me ha chirriado en la estupenda travesía de el pasado mes de agosto ha sido la visita a Porto Cervo: el Yacht Club más exclusivo de la Costa Esmeralda italiana, creado por el príncipe Aga Khan.

          ¿Es necesaria tanta riqueza, tanto lujo, tanto orgullo? No solo tener, además, enseñarlo, mostrarlo; que los otros lo vean, procurar su envidia. Los elegidos por la diosa Fortuna poseen los mejores barcos, los más grandes, los más lujosos y espectaculares. ¿Cuánto cuestan, quien y como se pagan, como se consigue almacenar tal cantidad de dinero?  Quevedo encontraría aquí el mejor reflejo de sus versos: “Poderoso caballero es Don Dinero”... Y no solo el barco, también una villa desde la que ver tu barco y poder compararlo con el de los demás. Ser el primero, el más poderoso.de tan exclusivo club. Y también, como no, poseer un Picasso y un Van Gohg, que este último además era pobre y estaba loco, y seguro tener un huevo, o dos de Faberge, y un Ferrari, o dos, y una legión de sirvientes. Y cuantos Channel tendrá en el armario su mujer. ¿Se preguntará ella de donde sale el dinero con que pagarlos?


            Adquirir el brillo que da la posesión de obras de arte, porque dinero lo tienen muchos y el yacht club de Porto Cervo es la mejor plasmación de ello pero, y el arte, hay algo más elitista que poseer la obra de un genio, eso únicamente está al alcance de la nobleza, mejor aún, la realeza.



Porto Cervo, Costa Esmeralda. Cerdeña

Y me pregunto: ¿Serán felices, estarán alegres, sonreirán de verdad? Será la suya una sonrisa limpia, pura, auténtica y noble. ¿Y los amigos, serán incondicionales o comprados? Aunque la verdad, mucho me temo que sí, muchos días dormirán tranquilos y muchas mañanas podrán mirarse al espejo.


       Pero cuidado, por muy alto, por muy erecto que sea el mástil de su velero, los acantilados rocosos lo son aún más, o por mucho que rujan los motores de sus yates nunca llegarán al poderoso bramido de una tempestad; y por enorme que sea la ambición que les posee muchísimo más, casi infinita es la mar.

            Para ilustrar esta entrada he rescatado la obra que me abrió la puerta a las salas de exposiciones y que ya figuró en la entrada “Manos dibujadas”. Se trata de “Los Senadores”, aunque en este caso y como ya pensé entonces podría titularse “Los poderosos” o “Los dirigentes”, y además tres de los diversos estudios que sobre el tema realicé en esa época y que ahora mantiene una total actualidad.



Martín Alía: “Los senadores”. Bolígrafo negro/papel. 72x97 cm. 1978.




Martín Alía: “Expresión Nº 2”. Bolígrafo negro/papel. 27x21 cm. 1978
 “Expresión Nº 4”. Bolígrafo negro/papel. 34x26 cm. 1982
 “Expresión Nº 5”. Bolígrafo negro/papel. 34x26 cm. 1982



sábado, 4 de octubre de 2014

CÓRCEGA Y CERDEÑA - II

Por la amura de estribor, al atardecer, aparece un escarpado monte rocoso coronado por un castillo fortaleza y una iglesia de esbelta torre. En sus laderas se arraciman casas multicolores que llegan hasta el mar: es Castelsardo, y cuando allí atracamos, en nuestro primer puerto italiano, nos reciben encantados pues somos españoles. Nos cuentan que el castillo fue construido por aragoneses. 


Castelsardo. Cerdeña, Italia.

Tras un día estupendo conociendo el lugar y reponiendo agua y víveres  largamos amarras rumbo a Córcega a través del estrecho de Bonifacio que separa tierras italianas y francesas. Arriamos el pabellón italiano e izamos el francés. En solo tres días portamos bandera española, italiana y ahora francesa, más la holandesa que es donde está matriculado el barco y después, también, la bandera sarda; un canto a la internacionalidad.

En la mar no existen fronteras.

La aproximación a la población de Bonifacio, ya en tierra francesa, resulta muy difícil; es noche cerrada y hay multitud de luces y oscuros y traicioneros escollos a flor de agua. Cuando amanece descubrimos que estamos fondeados en Cala Figari: agua, arena, enormes rocas de aspecto zoomórfico que harían las delicias de un escultor, árboles de verdes intensos y dominándolo todo una torre medieval de la que realizo un apunte con acuarela


Martín Alía.Cala Fígari, Córcega”. Acuarela/papel. 32 x 46 cm. 2014.


Bonifacio está enclavado sobre altos acantilados que rodean una estrecha y profunda ensenada. Nos preguntamos cuánto tiempo aguantarán sus casas antes de caer al mar. Algunas de ellas recuerdan las Casas colgadas de Cuenca.

De vuelta a Cerdeña la mar es brava, navegamos con más de 40 nudos y olas de 3 y 4 metros. Sin duda Neptuno, cansado de tanta belleza y buen tiempo, muestra su genio, su fuerza y su poder; enfadado e intransigente con estos pobres argonautas que únicamente sueñan con sus náyades y sirenas.

En días sucesivos hacemos puerto en La Maddalena, capital del archipiélago del mismo nombre situado al noreste y donde conocemos a Roberto, que en su restaurante “Robi”, nos prepara la mejor y más exquisita pizza imaginable. La mañana prevista para la partida dibujo un apunte apresurado de unas barcas antiguas; no hay tiempo para hacerlo con acuarela por lo que anoto los colores, quizá más adelante pueda realizar una pintura basándome en él; ahora hemos de largar amarras pues la previsión de viento es complicada y debemos zarpar enseguida.



 Martín Alía.Barcas en la Maddalena, Cerdeña”.
Lápiz grafito/papel. 32 x 46 cm. 2014.


Afortunadamente esta previsión no se cumple y podemos darnos un refrescante baño en la transparente piscina natural que forman isla Budelli, isla Rizzoli e isla Santa María. Partimos dejando por estribor isla Caprera, donde vivió Garibaldi. Y navegando hacia el este encontramos el exclusivo club náutico de Porto Cervo: lujo desaforado donde los todopoderosos de la superjet amarran sus superyates  frente a sus supermansiones; en mi deja un regusto amargo que analizaré en una próxima entrada.

Más adelante la grandiosa Isola di Tabolara, donde se dice residen los dioses y muy próximos, frente a isla Rosso, trágicos escollos que atrapan los hierros retorcidos de un naufragio carcomido por la mar. Días después, ya en el sur el cabo Spartivento que como su nombre indica parte los vientos que se encuentran furiosos en sus acantilados.



Martín Alía.Rocas a flor de agua, Cerdeña”.
Lápiz sepia/papel. 32 x 46 cm. 2014.


Y Clagiari la capital. Antigua, señorial, con clase, muchísima clase; vital, noble y festiva. Con su pequeña y exquisita catedral, llena de mármoles que embellecen sus altares, la cripta y su bellísima fachada; encaramada en lo más alto del risco con vistas a la ciudad, al puerto, a la bahía y a la mar omnipresente.

En poniente visitamos la medieval Alghero, Oristano y su catedral elíptica y Carloforte con su ruta napoleónica.

CERDEÑA, con mayúsculas, tierra de sardos. Orgullosos de su isla, de mirada directa y mandíbula poderosa; acogedores, generosos y auténticos. 




Martín Alía. “Sardo”. Bolígrafo sobre mantel de papel. 21 x 16 cm. 2014.





domingo, 14 de septiembre de 2014

CERDEÑA - I: La arribada

Nunca fue un sueño, ni siquiera una ilusión, o algo que un día puedas hacer o conseguir. Aunque cuando navegas, alguna vez piensas en esas travesías de miles de millas a tierras desconocidas e islas lejanas que realizaron los grandes navegantes. Tu nunca lo harás, pero…

Cuando en la madrugada del 10 de Agosto, a las 5,45 horas, a bordo del Rampout, un estupendo velero de 42 pies de eslora, apareció entre la bruma el mágico perfil de la Isola de Asinara, uno de los lugares más al norte de Cerdeña, la emoción me embargó. Me sentí afortunado por estar en esos momentos de guardia, al timón, mientras mis compañeros dormían. El sol despuntaba entre las nubes, sobre la isla. Allí estábamos frente a tierras italianas; ante nosotros se encontraba el paso Fornelli, un estrecho canal de apenas tres metros de profundidad situado entre la mencionada isla (isola en musical italiano), el cabo Falcone y la isla Plana que nos condujo a Cala Yacca, nuestro primer fondeadero en la mar de Italia.

 Agua trasparente, mar llana, aire puro, cielo limpio, brisa fresca, suave y un sol ambarino que disolvía la bruma y templaba la mañana recién comenzada.


En un pequeño islote junto al cabo, una torre vigía monta guardia, como queriendo proteger este pequeño trozo de paraíso llamado Paraje Pelosa. A pesar de estar construida con las piedras oscuras del entorno, no es amenazante ni tenebrosa. En tiempos de piratas berberiscos pudo serlo, ahora es más un monumento de imagen sólida y noble porte.



Torre Pelosa. Cerdeña. En primer término Cala Yacca,
 al fondo la isla de Asinara


Aquí estamos. Tras zarpar de Alicante y recalar en Formentera y Menorca. Hemos llegado a esta isla generosa y acogedora. Cerdeña, tierra de los sardosPersonas forjadas a imagen de su tierra, fuerte y enérgica, de mirada directa y sonrisa espontánea. Como sus torres, como sus piedras, como su mar.



domingo, 6 de abril de 2014

MARIÁN

¡Querida, queridísima Marián! Cuantas cosas, cuantas vicisitudes compartidas en nuestro querido Jorge Juan. Llegamos el mismo día al instituto de tan excelente y sonoro nombre: Jorge Juan. No podía ser de otra manera nominado así en honor de uno de nuestros primeros científicos y mejores marinos

Siempre recordaré  tu sonrisa, tu mirada limpia, tu porte elegante. Tu inglés y mi dibujo, tan diferentes y tan complementarios cuando hay sinfonía entre compañeros, personas. entre amigos.

Y como no, también Lisboa, maravillosa ciudad, con  sus calles, plazas y tranvías. Y su música…

Algo de ello traté de plasmar en mi obra “Música en Lisboa”, que tú también comprendiste y valoraste hasta el punto de hacerla tuya y que, según me cuentan quienes más te quieren ocupa un lugar destacado en vuestra casa.

Que mayor orgullo para un artista.

Me quedaré siempre con la imagen de mi visita a la clínica donde tratabas de sobreponerte y donde aún en momentos tan difíciles con tu dulce sonrisa, hablamos de la familia, del mar, los amigos y la pintura.

Era por la tarde y, llegada la hora mágica del crepúsculo me dijiste mirando hacia la ventana:

            -¡Martín, cuando veo los colores del atardecer, esos rojos, anaranjados y violetas entre las nubes, -Como ahora- Siempre me acuerdo de tus pinturas, de tus cielos…!!!

Otro gran reconocimiento y más viniendo de una persona tan sensible como TÚ.

Querida Marián, allá donde estés siempre te recordaremos, porque siempre, siempre, estarás con nosotros.






Martín Alía: Música en Lisboa. Técnica mixta/cartón. 32 x 28 cm. 2008. 
Propiedad de la familia de Marián Sarasa. Alicante.